Roberto Álvarez,
Director Escuela de Economía y Administración
Facultad de Economía y Negocios – Universidad de Chile

Segundo, para lograr esa diversificación necesitamos emprendimientos innovadores. Necesitamos, en el lenguaje de Hausmann y Rodrik, descubrir nuevas actividades en las que somos competitivos internacionalmente. Para ello, se requiere, aunque no exclusivamente, investigación de base científico-tecnológica a partir de la cual se desarrollen nuevos productos. Se necesita crear y experimentar. Luego, se requiere promocionar esos productos y convencer a exigentes clientes internacionales de su calidad. Esto requiere inversiones importantes que no son completamente apropiables por el descubridor. Esta es la razón de por qué necesitamos políticas e instrumentos públicos que
fomenten el emprendimiento orientado a los mercados externos.

Aunque hemos implementado políticas en esta línea y algunos instrumentos, como Start Up Chile, han sido efectivas y reconocidas internacionalmente, el resultado general ha sido una diversificación casi nula del sector exportador en las últimas décadas y no han promovido el crecimiento de la productividad. El sector exportador, sobretodo luego de esta pandemia, debe volver a ser el motor de crecimiento de la economía chilena, pero requiere de una estrategia más agresiva y sistémica que se oriente a incrementar y diversificar las exportaciones y aprovechar de mejor manera los tratados internacionales.

La tarea es sistémica y requiere articular varios actores. El sector público es fundamental para reducir los altos costos fijos de exportar, lidiar con los problemas de información sobre tecnologías y mercados, y para ayudar a los emprendedores a abrir nuevos mercados o introducir nuevos productos. Las universidades son las encargadas de generar investigación científica para el desarrollo de innovaciones y de la formación de profesionales creativos que vean el emprendimiento como una alternativa de desarrollo personal y profesional. Los inversionistas son imprescindibles para el financiamiento de proyectos riesgosos y el “mentoring” de los emprendedores. Se requiere agencias, como CORFO y Prochile, que se coordinen en una estrategia clara y medible, y que puedan realizar vínculos más dinámicos
y menos burocráticos con el sector privado.

La lista de actores es más larga y la tarea no es sencilla. Tanto, que ya me pasé varias horas insomne para contestarle la pregunta a mi profesor. ¿Qué estamos esperando? No lo sé muy bien, pero es la hora de apurar el paso. No habrá crecimiento sostenido, ni recursos para distribuir mejor. sino somos capaces de dinamizar el sector exportador con emprendedores innovadores